Leyenda rescatada del pasado por uno de nuestros Dragon Lords
Garra de Dragón.
Una gran taberna medieval donde los miembros de una cofradía secreta llamada Los Ocultos, que aglutinaba a todos los personajes con algún lazo con las artes arcanas, se reunían a comer bien, beber bien y divertirse manteniéndose a salvo de los inquisidores.
Entre los miembros de esta secta se encontraban poderosos hechiceros, brujas y guerreros portadores de armas mágicas que hacían pasar como armas normales para mantener su anonimato.
Garra de Dragón era el sitio favorito de toda esta clase tan especial hasta que un día, el seno de la secta de Los Ocultos fue corrompido.
Fray Heretius y sus Caballeros de la Lágrima del Hereje, un gran grupo de élite de los inquisidores, infiltraron el corazón de la secta de Los Ocultos corrompiendo a sus miembros más poderosos: Cedric Elsinge, Caballero de Wessex.
A cambio de La Armadura de Cisma y la Espada de Demiurgo, Cerdic se transformó en Van Doorn el Caballero negro y una noche de plenilunio, convocó la ayuda de un Ejército Maldito de no muertos y licántropos y con la ayuda de los poderes de Fray Heretius, entró por un portal místico a Garra de Dragón, tratando de acabar con todos los seres mágicos y guerreros que ahí departían.
Sin embargo, lo que Van Doorn y Fray Heretius no contemplaban era que el Altísimo de los Ocultos, un hechicero llamado Fausto, utilizó todo su poder para crear un vacío en el contínuo del tiempo y mantener Garra de Dragón alejada del Ejército Maldito por una separación de 12 horas exactas para toda la eternidad.
Desde entonces, Garra de Dragón se aparece en las noches en esta dimensión. Con el mismo ambiente que la caracterizaba en aquellos tiempos y con una carta de comidas y bebidas que, al igual que el lugar mismo se encuentra atrapada entre el pasado y el presente, entre la fantasía y la realidad, entre lo mágico y lo físico.
Garra de Dragón. Un lugar entre el pasado y el presente.
Garra de Dragón.
Una gran taberna medieval donde los miembros de una cofradía secreta llamada Los Ocultos, que aglutinaba a todos los personajes con algún lazo con las artes arcanas, se reunían a comer bien, beber bien y divertirse manteniéndose a salvo de los inquisidores.
Entre los miembros de esta secta se encontraban poderosos hechiceros, brujas y guerreros portadores de armas mágicas que hacían pasar como armas normales para mantener su anonimato.
Garra de Dragón era el sitio favorito de toda esta clase tan especial hasta que un día, el seno de la secta de Los Ocultos fue corrompido.
Fray Heretius y sus Caballeros de la Lágrima del Hereje, un gran grupo de élite de los inquisidores, infiltraron el corazón de la secta de Los Ocultos corrompiendo a sus miembros más poderosos: Cedric Elsinge, Caballero de Wessex.
A cambio de La Armadura de Cisma y la Espada de Demiurgo, Cerdic se transformó en Van Doorn el Caballero negro y una noche de plenilunio, convocó la ayuda de un Ejército Maldito de no muertos y licántropos y con la ayuda de los poderes de Fray Heretius, entró por un portal místico a Garra de Dragón, tratando de acabar con todos los seres mágicos y guerreros que ahí departían.
Sin embargo, lo que Van Doorn y Fray Heretius no contemplaban era que el Altísimo de los Ocultos, un hechicero llamado Fausto, utilizó todo su poder para crear un vacío en el contínuo del tiempo y mantener Garra de Dragón alejada del Ejército Maldito por una separación de 12 horas exactas para toda la eternidad.
Desde entonces, Garra de Dragón se aparece en las noches en esta dimensión. Con el mismo ambiente que la caracterizaba en aquellos tiempos y con una carta de comidas y bebidas que, al igual que el lugar mismo se encuentra atrapada entre el pasado y el presente, entre la fantasía y la realidad, entre lo mágico y lo físico.
Garra de Dragón. Un lugar entre el pasado y el presente.
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